1.- Presentarse nombre y medio.
2.- No invadir el espacio vital de la víctima ni ‘tutearlos’.
3.- Mantener apagado cualquier cosa que pueda distraerte
como reportero.
4.- Mantener la grabadora en posición discreta –no esconderla-,
para que se asemeje lo más posible a un diálogo natural, no forzado.
5.- Saber qué quieres lograr con cada pregunta que hagas,
evitar preguntas ‘emocionales’.
6.- No interrumpir el relato de la víctima.
7.- Si ves que el hilo conductor de la plática se está
perdiendo, parafrasea y confirma lo que
te ha dicho la víctima y continúa.
8.- Si ves una actitud muy reacia a responder, proporciona
tus datos y ofrece la posibilidad de realizar la conversación en otro tiempo y
en otro espacio.
9.- No venderle un interés ‘romántico’ por su historia.
10.- No enojarse ni
reaccionar agresivamente ante la negatividad de respuestas.