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miércoles, 20 de julio de 2011

Plaza Cívica: ¿Tribu Urbana o una tradicional Pandilla?



León, Gto.- Ya pasan algunos minutos después de las 9:30 de la noche. Alberto Arenas se pone su gruesa chamarra militar color caqui, se calza sus toscos tenis Urban, toma su clásica gorra negra adornada con insignias creadas por él y se dispone a salir con sus ‘camaradas’...se dipone a dejar de ser ‘Beto’ y convertirse en alguien a quien llaman ‘Zicmo’.
Beto, un tipo de veinte años, estatura promedio (o un poco más baja), cabeza a rapa y tez morena; camina por las calles con paso tranquilo y retador hasta llegar al boulevard Hilario Medina en donde, tras esperar largos minutos por un taxista valiente que se anime a trasladarlo, al fin encuentra uno y fija su rumbo: Granada. En la travesía el taxista y él entablan conversaciones de esas que sirven para matar el tiempo, amenizar el trayecto; y tras varias risas (¿fingidas?, no lo sé) Beto al fin abre la puerta y pisa su terreno.
Granada es una colonia ubicada a la altura de la Chrysler en el boulevard Paseo de los Insurgentes, colindando con colonias como Linda Vista, San José Obrero y Lomas de La Trinidad. Sus calles, o al menos la meyoría, están mezquinamente pavimentadas y sus muros están plagados de grafitis, unos cuidadosamente elaborados mientras otros dejando mucho que desear; así Granada se podría etiquetar como una colonia de clase popular pero de las mejores entre ellas.
La penumbra que trae consigo la noche cubre los edificios y sus alrededores; ahí están sus ‘hermanos’ platicando, riendo y fumando (en ese momento tabaco). Beto ahora es Zicmo, y saluda de uno en uno con un apretón de manos y un choque frontal de hombros. Al final saluda diez veces y saca un cigarro. Ofrece la cajetilla marca Euro para que tomen uno sus camaradas, quienes después de burlarse de la marca de dudosa procedencia pero seguro ahorro, toman uno. Y así todo se envuelve entre humo y risas.
Zicmo, el ‘Only’, la ‘Zorra’, el ‘Borre’, el ‘Fixi’, el ‘Melas’, la ‘Marlyn’, el ‘Yani’, el ‘Dingo’, el ‘Carman’ y el ‘Mono’ forman lo que ellos llaman la Plaza Cívica: un colectivo –dejando muy en claro que no se asemeja a una pandilla o banda- formado por jóvenes de entre dieciséis y veintidós años, en donde cada quién expresa sus ideas, pensamientos y a veces hasta sentimientos, en compañía de cerveza, la mota y/o la ‘mona’ (agua de celaste).
Pasan su día a día escribiendo letras que luego se convierten en rap, fumando tabaco a la luz del día y mota cuando la noche los esconde, haciendo ‘retas’ de ‘fucho’, tomando ‘Vikys’ (caguamas de cerveza “Victoria”), plasmando en las paredes con aerosol caricaturas de sus ídolos (en un muro dibujaron un Bob Marley junto con un pequeño Jimmy Hendrix); y uno que otro inhalando agua de celaste en servilletas o trapos. Sólo una persona asiste a la escuela: la ‘Marlyn’.
Marlyn estudia el último semestre de la preparatoria en el CBTIS (Centro de Bachillerato Tecnológico, Industrial y de Servicios), tiene diecinueve años; cabello negro  muy rizado y esponjado, piel blanca, de estatura que no pasa el 1.70 m, y a pesar de ya ser una jóven madre, posee un cuerpo bien contorneado. Esta última característica es la causante de los piropos que los miembros de la Plaza Cívica le dicen cuando está jugando futbol o realizando cualquier otra actividad física; pero siempre cuidando que no le moleste el comentario a la única fémina del colectivo y teniendo en sus camaradas diez leales guardias.
“(Ellos) sí me respetan, sólo me dicen alguna mamada de vez en cuando pero pues los conozco, y sé que lo dicen como de broma; por ejemplo, ese wey     -señala discretamente al Borre- hay veces que me dice cosas muy asquerosas pero lo aguanto porque siempre anda bien guare y pues no sabe a veces lo que dice ni lo que hace.”, comenta Marlyn.
Y llega el balón de ‘fucho’...
El Fixi trae un balón de su casa ante la aburrición de algunos cuantos, y rápida y eficazmente se organizan las retas donde el Only y el Borre destacan por sus habilidades con el balón en los pies. El primero, el Only, identificado por todos como el encargado de surtir y venderle distintas drogas al colectivo; y el segundo, el Borre (por su cabello chino), el que hace reír a todos los camaradas con sus divages causados por la dosis diaria de agua de celaste que inhala, y que él lo sabe, lo está matando.
Pasando el tiempo entre drogas, alcohol, grafitis y camaradería lo que ellos ven como un colectivo se vuelve poco a poco la semilla de una pandilla, una más de las 198 que existen en León; así lo señaló Salvador Echeveste Guerrero, secretario de Seguridad Pública Municipal en el marco del Cuarto Simposium Internacional de Criminología y Criminlaística.
En la misma exposición organizada por el Insitituto Munial de Estudios Superiores realizada el pasado mes de marzo, Echeveste Guerrero mencionó que existen 4  tipos de pandillas:
TIPO
CARACTERÍSTICA
Tradicionales
Grupos de jóvenes que se ponen nombre, hacen señas con las manos o graffitean símbolos con los cuales se identifican.
Juveniles/Violentas
Tienen comportamiento indeseable. Las violentas son las que agreden, cometen delitos como homicidios.
Femeninas
Las mujeres adoptan modalidades; su participación es múltiple, se pelean incluso con hombres y actúan como “soplonas”.
Guerreras
Se dedican a enfrentamientos con sus rivales, arman riñas campales.
   En León, las colonias que resultan las más peligrosas por el número de pandillas que en ellas hay, son León I –Los Hommies-, Las Arboledas –Los Planchas-, San Juan Bosco –Los Apaches-  y Piletas –Los Bens-.
El secretario de Seguridad Pública Municipal cerró su ponencia detallando utópicamente de qué trata el programa 180 grados que se ha implementado para combatir a las pandilas existentes: tiene como objetivo intervenir en las colonias y buscar el bien social, para lograr la concientización, la formación y capacitación en los valores de la sociedad. Suena bonito, ¿no?.

 La realidad es que pandillas como Plaza Cívica reúne distintas personalidades, distintas ideas, distintos pasados; y sí, en un futuro lejano o próximo quizá más de uno será narcomenudista, más de uno será un peligroso y astuto delincuente, más de uno morirá en ese tentador y creciente mundo de las drogas y el alcohol; pero ese colectivo, esa pandilla es un refugio ante una sociedad decadente que no carece de valores simplemente los ha olvidado; en ese grupo de personas prejuzgadas, drogadictos, grafiteros u olvidados como diría Luis Buñuel, muchos encuentran diariamente una  familia más funcional que la suya. Pandillas, un problema para muchos, un refugio y salvación para pocos.